Hemos tenido muchas excursiones y ya nos conocemos todos los rincones del colegio.
En una de las visitas nos llevaron a un lugar precioso, Saint Émilion, situado a unos 35 km al noreste de Burdeos.
La historia de Saint Émilion se remonta a los tiempos prehistóricos y es un lugar Patrimonio de la Humanidad, con fascinantes iglesias románicas y ruinas que se dispersan a lo largo de calles estrechas e inclinadas.
Los romanos plantaron viñedos en lo que se convertiría con el tiempo en Saint Émilion ya en el siglo II a.C.
La ciudad fue bautizada por el monje Émilion, un confesor viajero, que se estableció en una ermita excavada en la roca aquí en el siglo VIII. Fueron los monjes que lo siguieron quienes comenzaron la producción comercial de vino en la zona.
Y como el vino de esta zona es tan importante, estuvimos también en una de las bodegas: Chateau Blanzac. Ellos se dedican a la producción del vino desde 1989 y es una empresa muy familiar.
La visita estrella para los alumnos fue sin duda la de Arcachón y la Duna de Pyla. Visitamos la ciudad y una de las zonas en las que se alojaban personas de alto nivel adquisitivo.
Estuvimos también en una fábrica de agua mineral que hay en la zona. Lo que más nos sorprendió allí es el olor a azufre y la manera en la que hacen las botellas.
Y en la Duna...carreras y cansancio, pero un momento muy divertido y un paisaje inigualable. Este año nos acompañaron los alumnos franceses, así que no hubo tiempo para aburrirse.
Eso sí, de tanto subir y bajar a la vuelta no dieron nada de guerra en el autobús...
¡Hasta el año que viene Burdeos!
